13 Horas: Los soldados secretos de Bengasi - Disfrute detestable

viernes, febrero 26, 2016 0 Comments A+ a-

Sin títuloMichael Bay es un director sin ningún tacto o sensibilidad a la hora de abordar los sentimientos de los personajes humanos de sus trabajos. Lo curioso es que su cine tiende a manipular exageradamente todo, lo cual hace que en cuanto haya un mínimo de trasfondo humano (sentimentalismo cuando el material está en manos de directores tan poco sutiles) sus películas pierdan varios puntos instantáneamente. Quizá por eso haya orientado los últimos años de su carrera -con un pequeño parón para hacer Dolor y dinero- en dirigir una saga como Transformers, cuyos personajes no eran humanos sino robots extraterrestres. El resultado, sin embargo, fue aún peor que el de sus otras películas. 

En su nuevo trabajo, 13 Horas: Los soldados secretos de Bengasi, el resultado es mucho mejor al tratarse de una producción mucho más humilde. No obstante, y a pesar de crear un film de acción más que competente, Bay nunca logra estar a la altura del material original. No sólo por su forma de manipularlo sin escrúpulos, a veces de manera innecesaria e incomprensible, sino porque la narrativa de sus trabajos fluye exclusivamente con explosiones y disparos de por medio. Los diálogos y el desarrollo de los personajes (y no sólo el emocional) no son su fuerte, y eso es algo de lo que debería ser consciente a estas alturas.

MV5BMjIwMzI1MjYxMl5BMl5BanBnXkFtZTgwMjI5Njg2NzE@._V1__SX1857_SY903_13 Horas: Los soldados secretos de Bengasi narra el asalto terrorista al consulado estadounidense en la ciudad libia de Bengasi el 11 de septiembre de 2012. Por extraño que parezca, el contenido a desarrollar en la película está complemente alejado del patriotismo que impregna el cine de Bay y otras producciones estadounidenses en las que se ve involucrado su ejército de diferentes maneras. Las consecuencias de este asalto fueron terribles, dejando en evidencia las capacidades del ejército norteamericano a la hora de tomar decisiones. En este caso, entiendo la acción de homenajear a esos seis soldados que fueron capaces de todo (y a pesar de su evidente desventaja) durante las trece horas que duró el ataque; pero no puedo entender atribuir méritos a un ejército y un país cuando lo narrado es completamente antipatriótico y antibelicista. Es muy incoherente, tanto que tres días después de ver la película sigo sin ser capaz de encontrarle un sentido a unos minutos finales plagados de imágenes de archivo y planos de banderas estadounidenses regeneradas.

2.Pese a sus incoherencias, el nuevo trabajo de Bay resulta ser un competente thriller de acción si obviamos su contenido, capaz de contagiar la adrenalina que sufren los soldados en plena batalla. En su terreno hay pocos tan buenos como él, admitámoslo, pero uno siempre busco algo más detrás de cualquier propuesta artística. En cualquier caso, debo ser honesto y admitir que disfruté enormemente el visionado, Ese disfrute, que consiguió además mantenerme en tensión durante las casi dos horas y media que dura la película, no se desvaneció ni siquiera con el insultante machismo que desprende la propuesta por culpa de la tóxica influencia de Bay. El único personaje femenino que aparece -además de las parejas de los soldados, cuyas apariciones nos dejan la secuencia más ridícula de toda la película por su patético sentimentalismo- sobrepasa la categoría de objeto. Nadie le hace caso, se tropieza con escalones, es ridiculizada en todas y cada una de sus apariciones... Imperdonable.

Pero bueno, la mayoría de pegas son hasta cierto punto compensadas por una película de acción decente. La mentalidad de los directores es algo muy importante, y creo que Michael Bay no será capaz jamás de hacer una gran película. Quizá 13 Horas: Los soldados secretos de Bengasi sea su tope como director de largometrajes. Un estupendo chute de adrenalina moralmente detestable.

Dioses - Enfoque

lunes, febrero 22, 2016 0 Comments A+ a-

La temática de la evolución científico-técnica ha sido siempre una cuestión bastante peliaguada en sus diferentes ámbitos, especialmente en las sociedades conservadoras y religiosas. Grandes genios con estupendas ideas han sido frenados y desacreditados por exceder los límites de ambición que impone nuestra sociedad. Todo proceso de descubrimiento e innovación debe ser probado con anterioridad, algo que no puedes hacer en muchos casos sin saltarte las propias leyes o la mismísima ética profesional e incluso personal. Y aquí es donde podemos contextualizar Dioses, la película de Lukasz Palkowski que se hizo con 7 Premios de la Academia de Cine Polaca.

Dioses 1 bisLa película cuenta la historia del cirujano Zbigniew Religa, un hombre que se enfrentó constantemente a la medicina de su momento, anteponiendo un pensamiento más arriesgado al de la medicina clásica. Cuestionado constantemente por su difícil carácter y por el riesgo de las decisiones que tomaba, Religa decidió sacar adelante su propia clínica, en la que tenía más libertad a la hora de probar suerte con los primeros trasplantes de corazón, y en la que animaba a su equipo a asumir responsabilidades, lo que en otras clínicas era inimaginable. La historia es muy interesante, desde luego, pero el tratamiento de la misma es completamente erróneo; la vida de Religa puede que fuera hasta cierto punto interesante, sobre todo por su naturaleza autodestructiva, pero enfocar la narración en su comportamiento tras los fracasos en las operaciones es una decisión pésima.

Realmente todos los problemas de la cinta provienen del trabajo de dirección, cuyas únicas decisiones de cierto riesgo se materializan en las escenas de filmación en los quirófanos durante las operaciones -bastante explícitas, por cierto- y en otras festivas que no casan ni por asomo con el tono de la película. Asimismo, los problemas burocráticos y religiosos que surgieron son resueltos en escenas esporádicas que tampoco logran tener entidad. Otro hándicap a tener en cuenta es la banda sonora, cuya melodía emula en todo momento el sonido un corazón latiendo, algo que es interesante como concepto pero que resulta insoportable por su ejecución. Son muchos pequeños defectos que se acumulan y restan muchos puntos al global, cuya única virtud real es una tensión bastante bien lograda y que se mantiene con eficacia durante gran parte del metraje. Esto no hace que la película sea mejor, pero ameniza notablemente un visionado que nunca da la sensación de ir a dejarnos buen sabor de boca.

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Sin embargo, y a pesar de sus incontables defectos, Dioses ha sido un verdadero éxito de taquilla en su país. Visto el resultado de la propuesta, no es difícil imaginar que las pretensiones del director y la productora no iban más allá. Para mí, nos encontramos ante la demostración de que en la mayoría de países europeos no se hace buen cine comercial. Es una pena que nos llegue este trabajo de una nación que es conocida por interesantes trabajos autorales. Lo peor de todo es que no hace justicia a la historia real, ni siquiera a un personaje protagonista cuyo dibujo se acerca mucho más al de un demonio que al de una figura divina. Y, precisamente, el título de la película se encarga de indicar lo contrario. Por tanto, las formas fallan en este trabajo impersonal y falto de espíritu.

La ley del mercado - Sumisión

lunes, febrero 22, 2016 0 Comments A+ a-

Mercado 1 bisAntes de ponerme a hablar sobre La ley del mercado, sexto largometraje de Stéphane Brizé, me gustaría recomendaros que no leáis la sinopsis que circula en todas las páginas web existentes. Si digo esto es, más que nada, porque, además de obviar el planteamiento real (al menos en su inicio, que es lo que debería importar en una sinopsis) de la cinta, puede confundir un poco al espectador menos paciente. No sería ninguna locura afirmar que en La ley del mercado conviven dos películas distintas, aunque filmadas desde una misma mirada. La película nos habla de la dificultad de encontrar trabajo para las personas en edad adulta, cuando la jubilación se encuentra mucho más cerca de lo que nos gustaría (sí, quedarse a los 50 años sin trabajo es uno de los problemas que más afecta a nuestra sociedad); pero también de todo aquello a lo que estamos expuestos para mantener nuestro empleo, generando en algunas ocasiones dilemas morales que cuestionan nuestra humanidad tal y como la conocemos. Así, La ley del mercado abarca mucho más de lo que en principio esperábamos, aumentando un calado cuya efectividad reside en la mirada de Brizé, que se mantiene alejada de cualquier tipo de filtro.

Mercado 2Me duele bastante decir esto, pero si esta película la hubiesen firmado los hermanos Dardenne su éxito se habría multiplicado por dos. No obstante, es de agradecer que el jurado del Festival de Cannes se atreviera a premiar a Vincent Lindon, cuya veraz interpretación podría haber pasado desapercibida por no resultar demasiado vistosa. La comparación con los Dardenne no es gratuita, pues el estilo de este trabajo sigue las constantes que desde hace dos décadas viene marcando la pareja de directores belga, sin duda los referentes del cine social actual. Pero desde luego existen bastante diferencias: Brizé se aleja del tremendismo del que muchas veces hace gala el cine de los hermanos, mostrando una mayor sobriedad tanto en la puesta en escena como en el discurso. La cámara en mano está presente -como no podía ser de otra manera-, pero su uso no es excesivo y está perfectamente equilibrado con la gran cantidad de planos sostenidos; unos planos que, en su mayoría, prefieren captar el rostro de los receptores que el de los personajes que hablan, como si nos obligaran (a los personajes y a nosotros mismos, los espectadores) a realizar un trabajo de empatía. La voz fuera de campo como metáfora del sistema del que somos presos, que nos oprime y que merma nuestra libertad. No es casualidad que el protagonista acepte un puesto como vigilante de seguridad en un supermercado, representando esa privación de la intimidad.

Mercado 3A pesar de todas sus virtudes, que no son pocas, La ley del mercado nunca llega a ser un film notable. Se mantiene siempre más allá de la corrección, pero aún mucho más lejos de la genialidad o la grandeza. Quizá sea más adecuado elogiarla por sus intenciones que por su resultado, que no deja de ser discreto. Paradójicamente, mis pequeños problemas con la cinta surgen fruto de esa vigorosa mirada casi documental de Brizé. Ese extremo naturalismo creado a partir de la puesta en escena es sacrificado mediante algunas decisiones de guion que, por sensacionalistas, traicionan el espíritu realista de la cinta y nos hace llegar un mensaje un tanto difuso. Que el hijo del protagonista -que se encuentra ya de por sí en una situación insostenible- sea discapacitado podría no ser más que una anécdota, un detalle sin importancia; pero en el tramo final tienen lugar situaciones forzadas que parecen indicar lo contrario, y que entierran ciertas ideas que parecían consolidadas en pos de llegar al final que Brizé y Olivier Gorce (coguionista de la película) querían. La conclusión se antoja decepcionante, más por el artificio que posibilita su llegada que por lo que representa.

Con sus pequeños peros, La ley del mercado es una buena película, bastante incómoda por su necesaria crueldad a la hora de enfrentarnos a una realidad que en muchas ocasiones nos gustaría eludir. Brizé conoce bien la ley del mercado, y articula una convincente crítica al capitalismo mediante un retrato demoledor. La interpretación de Lindon no hace más que aumentar el realismo de la cinta, dejándonos un admirable trabajo de contención que justifica su premio al Mejor protagonista en Cannes. Muy recomendable.

La habitación - Consecuencias

lunes, febrero 22, 2016 0 Comments A+ a-

Habitación 5 bisPodríamos emparentar el planteamiento de La habitación con el de Canino, la insólita película de Yorgos Lanthimos. A fin de cuentas, lo que ocurre en ambas es prácticamente lo mismo, aunque mientras en el primer caso la situación se da por obligación, en el segundo responde a los imprevisibles pensamientos del cineasta griego. Jack, el niño protagonista de Room, lleva toda su vida encerrado en un pequeño cuarto con su madre, decidiendo ésta hacer de su existencia algo mejor, por lo que el pequeño cree que el mundo se reduce a esa habitación con una claraboya en la que vive. Todo lo demás, incluido lo que ve en la televisión, se escapa de su simple y primitivo entendimiento. En Canino ocurría algo similar, pero simplemente porque los padres decidieron criar a sus hijos al margen del mundo real. Por lo demás, no existe comparación posible entre ambas obras.

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Conectando con el primer párrafo, me gustaría destacar el proceso de creación de esta película, el quinto largometraje de Lenny Abrahamson, cuyo guion es fruto de la reescritura que hizo Emma Donoghue de su propia novela. Tras cosechar un impresionante éxito con la novela, Donoghue se puso manos a la obra en su adaptación a un guion cinematográfico, el cual acabó más tarde en manos del director dublinés. La escritora era consciente del tirón que podía tener su historia en la gran pantalla, por lo que no dudó en exportar su historia a otros formatos. Digo esto porque, tras visionar la película en dos ocasiones, me da la sensación que tanto director como escritora han hecho algo similar en sus respectivos trabajos.

Rm_D17_GK_0115.RW2Las posibilidades de sacar algo positivo de la historia se reducían a mostrarla de una forma diferente, más cercana a la claustrofobia y al desasosiego que al melodrama, a la ñoñería apta para todos los paladares. Y, por desgracia, creo que las intenciones -tanto de la novela como de la película- no podían haber estado más alejadas de mi pensamiento. ¿Será casualidad que Emma Donoghue decidiera adaptar una historia real pero restándole gran parte de su crudeza (años de encierro, número de hijos...)? Desconozco la respuesta, pero ese acto se emparentaría directamente con la dirección de Abrahamson en La habitación. Lejos de hacer una película cursi o manipuladora, reduce la manipulación a momentos determinados, a la ejecución de algunas escenas de la manera más peliculera posible, tanto que excede los límites de lo creíble. El giro de tuerca de la película, que se encarga de dividir la misma en dos partes bien diferenciadas, es ejecutado de tal manera que recuerda a los momentos más vergonzosos de Crash, la película de Paul Haggis que se hizo con el Óscar en 2006 (ceremonia que premiaba los trabajos de 2005). El problema no es ya la credibilidad de lo que ocurre, pues al fin y al cabo esto es cine, sino la manera en que se plasman en pantalla esos acontecimientos. Las cámaras lentas y el uso de la música, al igual que en dicha obra de Haggis, no tienen otro fin que despertar emociones.

Rm_D43_GK_0039.RW2Mi intención no es ni de lejos es vapulear esta película, pues tampoco me parece la peor de las nominadas, pero me sorprende que esté siendo tan bien recibida por diferentes estratos del mundo cinematográfico (crítica, diversas asociaciones, público...). No sería justo concluir este texto sin valorar el excelente trabajo del irlandés en la dirección de actores, sacando lo mejor del joven Jacob Tremblay, de nada más que 9 años (alguno menos durante el desarrollo del rodaje). El único problema relacionado con el personaje es la voz en off que acompaña su punto de vista en repetidas ocasiones, algo que hubiera funcionado muy bien para presentarnos su hogar, su mundo, pero cuya repetición no logra hacer nada más que subrayar y dulcificar lo narrado. Un buen ejemplo de cómo filmar a través de los ojos es la reciente La profesora de parvulario, donde se explotaba a la perfección esa inocencia de la mirada infantil. Aquí, la mirada del niño sólo es aprovechada para ampliar en todas las direcciones y sin fin ese cuadrado en el que vive. Por otra parte, la interpetación de Brie Larson no me parece de nominación, aunque es suficientemente buena para no parecerme una elección injusta. Otra cosa es que gane el Óscar, algo que salvo sorpresa va a ocurrir. Entre los secundarios, me gustaría destacar el trabajo de Joan Allen, que en el par de escenas dramáticas que tiene logra eclipsar a Brie Larson. Justo lo contrario ocurre con el tratamiento del personaje de William H. Macy, cuya anecdótica aparición resulta ridícula en cuanto a la forma de expulsarlo de la trama.

Rm_D40_GK_0197.NEFLa película está siendo elogiada sobre todo por su primera mitad, pero mi opinión al respecto dista por completo de la opinión "popular". Es cierto que por razones puramente argumentales el primer acto tenía todas las papeletas para ser la parte más jugosa de la cinta, pero también lo es que Abrahamson se encuentra mucho más cómodo a la hora de desarrollar el segundo acto, mucho más convencional que el primero, especialmente por su componente dramático familiar. Lo más interesante de la película me parecen las (in)esperadas dificultades de madre-hijo para adaptarse al mundo real. Contra todo pronóstico, y aunque inicialmente le cueste enfrentarse a ese lugar nuevo para él y añore su vida en "Habitación", Jack se adapta con mayor facilidad que Joy. Ella, fruto de conocer previamente la existencia del mundo real y tras vivir siete años encerrada en un lugar diminuto, es incapaz de salir adelante en un mundo que ya no es el que era cuando lo conocía: ahora carga a sus espaldas con un hijo, una experiencia traumática y una etapa fundamental de su vida arrebatada. Sin embargo, esta segunda mitad tampoco funciona de manera independiente, pues cuando se abren determinadas vías de desarrollo -algunas de ellas interesantes- la película concluye sin haberlas llevado a buen puerto.

La habitación -cuya traducción al castellano me parece pésima; ¿por qué la inclusión del artículo "la"?- es una película más de intenciones -algunas más honestas que otras- que de resultados. Sin duda se podría haber creado un filme desgarrador a la par que conmovedor, pero en determinados momentos se evidencia que tanto para director como para guionista prevalecía el impacto puramente emocional, lo que viene siendo evitar la asunción de riesgos en pos de resultar más digerible a la hora de copar posiciones de prestigio en la lucha que tiene lugar durante la carrera de premios. En ese sentido, me atrevería a decir que el resultado de La habitación es inmejorable.

Anomalisa - Me alegra oír tu voz, Charlie Kaufman

jueves, febrero 18, 2016 0 Comments A+ a-

David Thewlis voices Michael Stone in the animated stop-motion film, ANOMALISA, by Paramount PicturesAnomalisa es la nueva película de Charlie Kaufman, director de Synecdoche New York y guionista de ¡Olvídate de mí! y Adaptation (el ladrón de orquídeas), entre otras tantas. El segundo largometraje de Kaufman -codirigido junto a Duke Johnson- tiene como protagonista a un reputado escritor de libros de auto-ayuda que, cuanto más ayuda a la gente, más monótona y anodina es su vida; todo el mundo le suena y le parece igual. Hasta que la voz de una chica le suena diferente y está dispuesto a abandonarlo todo y a todos por alcanzar la felicidad con ella. Hasta aquí todo parece estar relacionado con el universo creado por el propio Kaufman en todas y cada una de las películas que ha escrito. Las inquietudes y problemáticas a tratar son las de siempre, pero aquí la forma tiene un papel fundamental: la película ha sido creada a partir de animación en stop motion, de forma totalmente justificada, pues sirve para remarcar la repetición de lo cotidiano y las dificultades del protagonista para diferenciar rostros y voces. Quizá no seamos (a nuestros ojos y a los del mundo) más que marionetas, y nuestra insignificancia vital es prueba firme de ello.

David Thewlis voices Michael Stone and Jennifer Jason Leigh voices Lisa in the film, ANOMALISA, by Paramount PicturesPese a su sencillez argumental, Anomalisa reflexiona en clave dramática con ligeros y afinados toques cómicos sobre la dificultad de las personas para relacionarse, tanto con su propio yo como con el resto de seres. El guion de la película es portentoso, pudiendo dividirse la estructura de la misma en dos fases complementarias: la primera mitad, la más liviana, en la que se nos presenta la vida anodina de este escritor de libros de auto-ayuda -paradójicamente, pues es incapaz de ayudarse a sí mismo a la hora de salir de esa vida miserable a sus propios ojos- a través de un viaje que realiza a Cincinatti con motivo de una conferencia sobre su último libro; y la segunda, que comienza en el preciso instante en que Michael conoce a Lisa, la cual también se fractura tras la aparición de una escena onírica. Lejos de estancarse en el desarrollo del protagonista, Anomalisa amplía las miras y ofrece otra cara de la fragilidad identitaria a partir del personaje Lisa, una mujer no especialmente bella en cuyo interior se esconde algo que despierta y revive las emociones de Michael. Dando sentido al título de la película, nuestro protagonista encuentra en Lisa una anomalía; como también este trabajo es una anomalía dentro del panorama cinematográfico estadounidense. Quizá esto lo explique que la obra ha sido desarrollada al margen de los grandes estudios. Anomalisa es un pequeño gran regalo para el espectador.

En muchas ocasiones el cine de animación se minusvalora automáticamente, pues no son pocos los que lo relacionan con las producciones destinadas al público infantil. Y esto ocurre hasta en la animación para adultos, categoría genérica en la que se encuadra Anomalisa. Mencionado esto, es curioso que una de una las obras más maduras en cuanto a la representación de una relación amorosa (incluso sexual) sea de animación (para adultos, pero animación al fin y al cabo). El realismo es logrado a partir de la irrealidad de los muñecos, las máscaras y las marionetas. Era, por tanto, indispensable filmar esta película mediante animación en stop motion, o al menos soy incapaz de imaginármela de otra manera.

David Thewlis voices Michael Stone in the animated stop-motion film, ANOMALISA, by Paramount Pictures
Me da la sensación de que Anomalisa se aleja de la excelencia en su tramo final, justo tras esa fractura que comentaba en el segundo párrafo. Esa vuelta a la realidad, ese despertar y tener que enfrentarse de golpe con tus miedos e inseguridades, rompe un poco con las intenciones y estilo del film hasta su llegada. Sin embargo, esta pequeña pega no es suficiente para evitar que Anomalisa sea un trabajo notable, una muestra más de la originalidad y brillantez del Charlie Kaufman guionista, esta vez trasladando su imaginario a un mundo animado pero tan real que da miedo. Una obra en la que la implicación emocional del espectador es una pieza indispensable para su disfrute, pues Anomalisa viaja al centro de las emociones y muestra la realidad que las superproducciones románticas nunca se han atrevido a mostrar.

Deadpool - El chico malo de la industria

martes, febrero 16, 2016 0 Comments A+ a-

Crítica escrita por Jorge Aceña

Deadpool 1 bisA pesar de razones obvias respecto a la consideración o etiquetación de Deadpool como película perteneciente al género de superhéroes, sería muy conveniente relegar la percepción global del habitual producto puramente comercial, el conocido blockbuster, para hablar de la adaptación a la pantalla de este peculiar antihéroe, pues si de algo estamos seguros es que no se parece en nada al blockbuster común que con tanta saturación se tiende a explotar en estos últimos años. Evidentemente, para el seguidor acérrimo del mundo del cómic, de las extenuantes batallitas del héroe de turno contra el típico villano para salvar la ciudad, cada estreno le supondrá un acontecimiento inconcebible de perderse, e industrias como Marvel o DC cuentan con millones y millones de fans en todo el mundo, saben muy bien cómo sacar la mejor tajada de este asunto. Ante el aluvión de próximos estrenos que se avecinan como consecuencia de una programación publicada tiempo atrás, parece que todo el mundo anda frotándose las manos, sin importar el grado de repetición y hastío que puede generar en un espectador menos apegado a este género. Tampoco parece importar la calidad del producto, pues si por algo se caracteriza es por su poca capacidad de innovación, con la misma predilección por el insalubre artificio y la pirotecnia, reiterativo en sus formas, casi siempre planas y molestas. Es necesario dejar a un lado la percepción general sobre este tipo de películas (como hacía mención al comienzo) para definir Deadpool, todo un ejemplo de desparpajo a la hora de encarar una propuesta que navega a contracorriente respecto a la fórmula usual del blockbuster, una idea singular cuya vía para alejarse del repetitivo mecanismo es la autoparodia, como ya hicieron otras películas con personalidad de reinvención como Kick-ass

Deadpool 3Deadpool parte de la historia de Wade Wilson, un miembro de las fuerzas especiales que es expulsado y reconvertido en mercenario. Cuando a Wade le diagnostican un tipo de cáncer insalvable, su única salida es someterse a un experimiento con la capacidad de salvarle, pero el verdadero propósito es el de transformarle en un esclavo. En su intentona por salvarse el pellejo, Wade queda desfigurado. Desde ese momento, su único objetivo es buscar la venganza contra el malvado que le convirtió en un monstruo.

Deadpool 2El papel que juega Deadpool es únicamente el de la autoflagelación eficiente, sobre sí misma y sobre la particularidad de su género, riéndose sin complejo alguno, sin prejuicios. Como motor consistente y alimentado con multitud de gags, guiños y referencias al cine de superhéroes, a la cultura americana e incluso menospreciando con cierta guasa a los propios creadores y participantes del conjunto, la completa insistencia en provocar risas con cada chiste le juega en muchas ocasiones una mala pasa, pues lo poco agrada y lo mucho, en este caso, termina por cansar. La presencia de Ryan Reynolds acentúa con bastante jocosidad y predisposición la esencia de un personaje ocurrente, socarrón, con mala leche y con cierta inclinación por romper a menudo la cuarta pared y estar de continua charleta con el público. Curiosamente han pasado muchos años desde que se propuso llevar a cabo el proyecto, algo que no mucha gente veía con claridad, ya que los rasgos de este cómic no casaban con la tipología del héroe que se viene haciendo muchos años atrás. Deadpool es una película inusual que funciona muy favorablemente como vehículo evasivo ante todo el dramatismo y seriedad que desprenden la inmensa mayoría de los blockbusters pero que sin embargo se excede equívocamente en el intento de hacer reír con chistes de bajo nivel, empañando los construidos con verdadero acierto. Si nos llegasen historias de este tipo con más asiduidad, mis impresiones acerca de los denominados superhéroes serían otras. Y posiblemente mejores. 

Carol - La dama y el ángel caído

lunes, febrero 01, 2016 0 Comments A+ a-

Crítica escrita por Jorge Aceña

Carol 5En la reedición de la novela con el título que da nombre a la película – la primera vez que se publicó fue con el título de El precio de la sal y bajo el seudónimo de Claire Morgan – aparecían unas notas de autor, tanto en las primeras páginas (a modo de prólogo) como en el final del libro. Las firmaba Patricia Highsmith, la autora, quien 38 años atrás decidió no correr ningún riesgo y optó por anotar un nombre falso en su obra antes de publicarla. El hecho de no revelar su identidad  no era otro que su temática, pues narraba la historia de un amor prohibido entre dos mujeres. Highsmith contaba que la idea partió de un suceso puramente autobiográfico, cuando por necesidades económicas no tuvo más remedio que trabajar en unos grandes almacenes. Allí es donde tuvo lugar el encuentro con una mujer cuya figura, cuyo rostro, cuya mirada le impactó al instante, sintiendo algo inaudito, indescriptible. La conmoción por aquel encuentro tuvo que ser tan grande que, grabado a fuego en su mente, escribió esa misma noche  y de un plumazo la historia. Leyendo la novela, una siente en todo momento la fragilidad, la delicadeza, la tristeza, el sentimiento de estas dos mujeres de distinta clase social, atrapadas en una realidad que las ahoga, encontrándose en medio de una sociedad falta de moral que enjuicia con impudicia y considera indecente un acto de amor entre personas del mismo sexo. La novela era el reflejo de un idealismo restringido por la falta de valores, por la ferocidad de un organismo intolerante y represor; no obstante, Todd Haynes realiza con Carol una adaptación asombrosa, capaz de captar hasta el último elemento que define a la obra de Highsmith.

Carol 6 bisRealmente faltan las palabras para describir lo que supone ver esta película, donde cada silencio, cada gesto, cada mirada… donde cada plano es capaz de decir y de hacer sentir lo mismo o incluso más de lo que figuraba en el texto. Tan magistral como inabarcable, Haynes realiza una película honda, una historia de amor sensible, sutil, milagrosa, tierna, hermosa y apasionante, donde las miradas de Cate Blanchett y Rooney Mara traspasan la pantalla, atraviesan directamente el corazón. Ninguna de las dos protagonistas habla del sentimiento, de la profundidad del afecto que ambas se guardan. Sobran las palabras. Una sola mirada, de inocencia por parte de Therese y de mesura por parte de Carol, se define por sí sola. Y desde que uno ve Carol, cuesta pensar en otras actrices que no fuesen Blanchett y Mara, la elegancia y la madurez que desprende una y la inocencia y sencillez que desprende otra. No hay distinciones entre ambas, las dos son las protagonistas. Carol arrastra el problema del divorcio de su marido, quien pedirá la custodia total de su hija ante la impotencia de ver como su matrimonio está acabado; Therese, entre otras cosas, víctima de la incertidumbre respecto a su condición sexual. Ambas están unidad por su romance y se encuentran en el punto de mira de la sociedad.

Carol 4Si Haynes plasma cada ápice emocional hasta convertirlo en todo un prodigio de extrema sensibilidad y romanticismo su mirada adquiere un esencial protagonismo, tanto por lo que él percibe de la obra y lo traslada a la pantalla – traducido en un sinfín de matices, de concepciones y momentos únicos – como por la manera de narrar la propia historia, pues la narrativa que se lleva a cabo es sencillamente perfecta, en su forma, descripción y desarrollo. La secuencia seleccionada para abrir la película ya rompe el esquema lineal de la novela, un acierto respecto a la posición personaje/espectador y a lo que sucede a continuación, que ya establece las primeras vías conjeturales sobre en qué momento de la propia trama ocurre lo que nos están mostrando. Cada pieza de la maquinaria de la que se compone Carol, tanto en el apartado técnico como en el artístico” es igual de valiosa que las demás; así, la narrativa va acompañada de una puesta en escena elaborada de forma impecable, perfectamente conjuntada, hasta el más mínimo detalle. La fotografía de Edward Lachman ejerce un poder inmenso, con la capacidad de transportarnos al Nueva York de los años 50, algo a lo que unido a la dirección de Haynes y la música de Carter Burwell – fiel en apoyar cada escena en sus exquisitas partituras – hacen que no parezca que estemos viendo una película que se manifiesta en aquella época sino una película perteneciente a esa misma época. Una obra maestra para ver y sentir, comprender y emocionarse. 

Puntuación: 8/10