Circuito Cerrado - Ambición sin escrúpulos

viernes, julio 31, 2015 0 Comments A+ a-

En Circuito Cerrado, la última película del laureado director polaco Ryszard Bugajski, los guionistas Miroslaw Piepka y Michal Pruski escriben un libreto en clave de crítica mordaz al abuso de poder, la corrupción y las instituciones de su país. Para ello se basan en una historia real que gira en torno a tres jóvenes emprendedores, la cual tuvo lugar a principios del nuevo milenio. Piotr Maj, Marek Stawski y Grzegorz Rybarczyk son unos emprendedores que a principios del año 2000 crearon una exitosa empresa, la cual creció rápidamente, llamada Navar. Los beneficios de la empresa llamaron la atención de algunos hombres con poder, ambiciosos y sin ningún tipo de escrúpulos, los cuales diseñaron un plan para acabar con los creadores de la empresa y lucrarse de forma desorbitada.


Mientras uno ve Circuito Cerrado, es inevitable establecer paralelismos entre la historia que tiene lugar en la pantalla y muchos casos de corrupción que tenemos muy presentes en España. Además, podemos apreciar que esta clase de acciones injustificables y despiadadas, cuyos cabecillas acostumbran a salir con total impunidad, no son fruto de la crisis financiera que llevamos años sufriendo. Probablemente años atrás los casos fueran más aislados y menos flagrantes, pero el poder ilimitado de aquellos que ocupan las altas esferas viene de mucho antes. Es realmente devastador apreciar con qué facilidad se puede acabar con el honor y la familia de unos hombres completamente inocentes.

La mayor virtud del trabajo de Bugajski es no restar en ningún momento protagonismo a la historia. Todo el trabajo está supeditado a ésta, no hay alardes técnicos ni artificios. No hay mejor forma de plasmar unos hechos que ocurrieron en realidad que de una manera que resulte creíble en todo momento. Gran parte de la credibilidad la aporta un elenco que no parece estar actuando, haciendo así de la naturalidad una gran cualidad. La creación de una atmósfera que nos somete a un constante estado de tensión, sólo se ve perjudicada en los momentos que es acompañada por una banda sonora poco o nada acertada. Los silencios pierden importancia en favor de una melodía algo machacona.


Muchas de las subtramas de la película se cierran de forma un tanto abrupta, restando puntos a un global que por momentos se acerca al notable. Imagino que eso es única y exclusivamente para no engrosar la duración de la cinta, lo cual es un error de entidad. Además de la forma de cerrar ciertos cabos y resolver la historia, se echa en falta un poco más de sutileza en escenas como la que tiene el periodista con su jefe, la cual simplemente tiene lugar para mostrar que, en los momentos de importancia, la prensa no es más que un instrumento más de las altas esferas. Por otra parte, sí está bien desarrollada la transformación y la lucha de ese periodista de incuestionable moral, siendo la esperanza de una profesión cada vez más prostituida.

Circuito Cerrado es, además de un excelente vehículo de denuncia política, un buen thriller repleto de virtudes. Ciertos aspectos merman en parte el resultado, pero la fuerza de la cinta se mantiene intacta en los 113 minutos de duración. El peligro de que alguien con poder y falto de escrúpulos se sienta invulnerable reflejado de la mejor manera posible. Circuito Cerrado se postula como un título de interés muy recomendable.

El cumpleaños de Ariane - Fantaseando sin rumbo

sábado, julio 25, 2015 0 Comments A+ a-

Ariane luce sonriente frente a una tarta con las velas encendidas. Llegan continuamente ramos de flores, pero ningún familiar y/o amigo aparece para celebrar el cumpleaños junto a ella. Abrumada por la situación, Ariane sube a su coche y decide dejar su urbanización privada para perderse en la ciudad. Cuando la mujer llega a un puente cortado por un paso de tripulaciones marítimas, todos los allí presentes salen de sus vehículos para ponerse a bailar sin sentido aparente. Seguidamente, un joven decide llevarla a comer a un restaurante. Empieza así un inesperado día para Ariane, en el que una sucesión de acontecimientos harán que pueda encontrarse a sí misma.

Robert Guédiguian vuelve a elegir para el papel protagonista a su musa y mujer en la vida real, Ariane Ascaride. En esta ocasión. la omnipresente actriz francesa interpreta a una mujer aparentemente feliz, pero que guarda en su interior un tremendo vacío y soledad, que culminan en el momento en que se encuentra definitivamente sola para celebrar su cumpleaños. Así, se mostrará siempre amable y dispuesta a ayudar y aconsejar a cada personaje con el que se relaciona en esta nueva experiencia. Debido a lo tremendamente irregular que termina siendo la película, Ariane Ascaride se confirma como el mayor atractivo para quien se disponga a visionar El cumpleaños de Ariane.


Con una fotografía en la que destacan unos colores llamativos que derrochan vitalidad, Guédiguian construye un relato con un permanente aura de cuento. El punto de partida que propone el francés posibilita multitud de salidas: un todo vale que, en primera instancia, se antoja bastante prometedor. Sin embargo, el director no consigue colmar, ni acercarse a ello, las expectativas creadas tras un comienzo cuando menos curioso. La fantasía que se desarrolla durante el metraje es de lo más conservadora; en ella no encontramos garra ni capacidad de sorprender o inventiva, su humor no es del todo eficiente y la sucesión de escenas insustanciales conduce al tedio.

Es innegable que el desarrollo de la trama y su final son del todo coherentes. El tono de la historia, así como el conglomerado de situaciones y lo personajes, quedan perfectamente justificados tras el cierre de la misma. Pero, a pesar de encontrar alguna que otra cosa destacable, la pérdida de interés que voy acusando según avanza la película, acaba mermando cualquier destello de originalidad y frescura. Guédiguian falla clamorosamente en un elemento crucial como es el guión: nunca una fantasía o sueño será tan machacona como la historia vivida por Ariane, en la que lo más -y casi único- sorprendente es ver a una tortuga hablar.


El cumpleaños de Ariane destaca inevitablemente por sus continuos altibajos, ganando por goleada los bajos a los altos. La puesta en escena en todo momento se muestra ágil y dinámica, pero ese amasijo de escenas sobrecargadas de color y música, no consigue sino atenuar la fuerza e intenciones de un fondo que podría haber complementado la cinta con más capas y lecturas. No obstante, lo que se encarga de sentenciar de manera irremediable esta película, es el escaso interés de la mayoría de pasajes que se atraviesan en esta especie de road movie moderna. El regalo de cumpleaños que le ha hecho Guédiguian a su esposa no me ha resultado satisfactorio; esperemos que a ella sí.

A primera vista - Amistad y dudas

sábado, julio 18, 2015 0 Comments A+ a-

En 2010 Daniel Ribeiro presentó el cortometraje Eu Não Quero Voltar Sozinho, con el que consiguió ganar multitud de premios. Dado el éxito obtenido, el director brasileño decidió reescribir el guion para llevar a cabo un largometraje con esa misma historia. El cortometraje se centraba en cómo afecta la llegada de Gabriel a Leo, y el posterior descubrimiento de su homosexualidad; sin embargo, la película amplía completamente el mundo de Leo y sus relaciones con sus semejantes, especialmente con Giovana. Los mismos actores del corto son los que dan vida a sus personajes en el largo. Tres años más tarde, participan en un proyecto mucho más maduro, coincidiendo con el proceso natural sufrido por ellos en ese lapso de tiempo.

Leonardo es un joven ciego que, a pesar de su incapacidad, no es el típico chico marginado. Es indudable que no termina de relacionarse con los demás como le gustaría, pero desprende una vitalidad que contrasta mucho con su situación. Tiene una intensa relación de amistad con Giovana, pero eso no le hace ocultar sus ganas de irse de intercambio a otro país en el que poder empezar de cero. Pero un día llega Gabriel, un nuevo compañero de clase que dará un vuelco a las vidas de Leo y Giovana. Se formará un triángulo, a veces de amistad, otras de amor, en el que esta aparición interferirá directamente en la relación entre los amigos, y hará que Leo cambie por completo su percepción acerca de muchas cosas.

a primera vista 1

A pesar de tratar temas como la homosexualidad y la discapacidad, el enfoque de Ribeiro no da prioridad a ambos supuestos. El relato que cuenta es universal. Es una historia sobre la amistad y el amor, sin que adquiera importancia el que uno sea ciego, cojo, homosexual, transexual o alopécico. La etapa de (re)descubrimiento que vemos llevar a cabo a Leo, no es diferente a la que pueda tener cualquier otro joven de su edad. Si acaso podríamos apreciar un proceso, por lo general, mucho más optimista e iluminado. No es una simple coincidencia que los colores que predominan en la película sean luminosos y vayan casi siempre acompañados de claridad. Un trabajo que en su forma resulta bastante personal, cercano a eso que llamamos el cine de autor, pero que traslada a la pantalla una historia de lo más accesible y universal. Cine para todos con un tratamiento visual exquisito.

a primera vista 2

La caras jóvenes del reparto aportan frescura y naturalidad, permitiendo así que la historia adquiera la suficiente credibilidad y coherencia. Los tres protagonistas se conocían de haber rodado el corto que precede a la película, por lo que la química existente entre ellos ayuda sobremanera a lograr cierta unidad. Y a pesar de lo bonita que es la historia, A primera vista acaba acusando un poco el hecho de haber sido concebida inicialmente como un cortometraje. En cuanto el desarrollo de la trama pide a gritos ir más allá, sólo encontramos situaciones obvias y que hemos visto en innumerables ocasiones. Ribeiro no ahonda correctamente en los temas primordiales a tratar, y además parece querer abrir muchos otros sin un sentido o una importancia argumental determinada. El chicle se estira y la propuesta acaba aquejando una notable pérdida de fuerza e interés.

A primera vista no termina de sorprender, quedándose como una bonita e interesante historia más, muy alejada de ser notable, algo hacia lo que apuntaba con sus intenciones iniciales. Pero quedémonos con que es una ópera prima, pues ya quisieran muchos directores haber empezado con tan buen pie. Daniel Ribeiro apunta muy buenas manera, y en A primera vista consigue, como mínimo, atraer toda mi atención de ahora en adelante.

a priemra vista 3

Una historia real - Interés a través de la ficción

sábado, julio 18, 2015 0 Comments A+ a-

Michael Finkel (Jonah Hill) es un joven y prestigioso reportero del New York Times. Tras presentar un artículo falseado, es inmediatamente despedido y desacreditado por la opinión pública. Es entonces cuando recibe la noticia de que Christian Longo (James Franco), presuntamente asesino de toda su familia y buscado por el FBI, se hizo pasar por él cuando fue atrapado por la policía. Más que nada por curiosidad, Finkel decide ir a ver a prisión a Longo. El prisionero confiesa ser un ferviente admirador del periodista, y le pide a éste que escuche su historia, y que. una vez concluida, la haga pública. Esto supone una segunda oportunidad para Finkel, que no tardará en obsesionarse con tan enigmática e interesante personalidad. Tanto nosotros, los espectadores, como el propio Finkel, desconocemos cuáles son las verdaderas intenciones de Longo, el cual únicamente quiere algunas lecciones de escritura por parte del ex reportero del New York Times a cambio de tan relevante información.

una historia real 3

La relación enfermiza entre los protagonistas, excepcionalmente interpretados por Hill y Franco, que cambian la comedia gamberra por el drama más turbio y psicólogico, se nos presenta en primera instancia a través de la escritura de cartas entre ellos. Así, poco a poco se nos irá desvelando la historia de lo sucedido aquella noche, o al menos la que a Longo le interesa contar. A modo de thriller intenso y atmosférico, nos vemos inmersos en un estado de creciente tensión de lo más logrado, en el cual asistimos al juego del gato y el ratón entre sus protagonistas, en el cual siempre se intuye un más que posible ganador. El matrimonio de Finkel con Jill (Felicity Jones) peligra, pero su admiración por Longo ha llegado a un punto en el que poco o nada le importa lo demás.

La historia real, recogida a través de unas memorias escritas por el propio Finkel, no parecía ser en un principio tan interesante como resulta ser la propia película. Una muestra de que la realidad no siempre supera a la ficción. El interés creado por Rupert Goold se manifiesta en esa constante atmósfera de completa incertidumbre, concretada en el aspecto psicológico de sus protagonistas. Para el buen funcionamiento de Una historia real, Goold se apoya, precisamente, en esa creciente tensión y en su brillante dúo protagonista. Por suerte, esos dos aspectos fundamentales resultan ser inquebrantables. No todos los aspectos funcionan igual de bien, pero el director consigue equilibrarlos poniendo el foco de atención siempre con inteligencia

una historia real 2

Es cierto que en cuanto se desvía el foco de la relación entre ambos, el relato parece ir a perder el rumbo, pero por suerte nunca llega a desviarse lo suficiente. A pesar del más que interesante resultado logrado, siento que el primer trabajo para la pantalla grande de Rupert Goold carece de ambición, así como se echa en falta una mayor fuerza e intensidad que ayuden llegar a un clímax que no termina de aparecer. Felicity Jones está parcialmente desaprovechada, pero tiene su momento de gloria en la película, en una escena en la que ella sola está apunto de hacer saltar todo por los aires. Una vez más, demostrando lo alto que apunta esta joven y talentosa actriz.

Una historia real se perfila como una más que interesante propuesta, capaz de captar la atención y dejar buen sabor de boca, pero siempre alejada de maravillar. Consigue perturbar a pesar de tener la historia real un final de lo más cómico. Porque, como ya he dicho anteriormente, la ficción bien realizada puede superar a la realidad. Además, supone la confirmación de que sus protagonistas son incluso más válidos para el drama que para la comedia.

una historia real 1

Blind - Lo que hay después

sábado, julio 18, 2015 0 Comments A+ a-


Si nacer ciego es, con total seguridad, una verdadera putada, no quiero imaginarme lo que debe ser quedarse ciego a una edad adulta, cuando ya estás totalmente acostumbrado a disfrutar de un sentido tan importante -como todos, vaya-. ¿Cómo afronta una persona un giro tan brutal en su vida? Quizás ese sea el tema principal a tratar en la película que nos ocupa, entre otro muchos otros. Ingrid es una escritora felizmente casada con Morten, un arquitecto. Un día, ésta pierde la visión por culpa de una enfermedad. A partir de ahí, entra en una completa crisis, en la que peligra su matrimonio e incluso su salud mental. Para enfrentar ese proceso de adaptación, en el que para poder ver algo tiene que valerse de los recuerdos y de la imaginación, se recluye en un pequeño cuadrado de su habitación, junto a la ventana y a su ordenador, en el que parece estar escribiendo una historia.


Blind es una película sobre la que no es conveniente leer mucho antes del visionado. Por lo tanto, procuraré no desvelar demasiados detalles que puedan condicionar vuestra experiencia cuando os enfrentéis a ella. Si bien son fácilmente identificables las líneas narrativas que sigue la película, es prácticamente imposible situar cada suceso o escena en el marco que realmente le corresponda. Y es que, ante todo, la ópera prima del noruego Eskil Vogt es, paradójicamente, una experiencia sensorial. Lo es para nosotros como espectadores, primando el aspecto visual, pero también para nuestra protagonista, dejando entrever la importancia que adquieren los sonidos una vez se ha perdido la vista.

La ópera prima de Vogt ha sido premiada en diversos festivales, destacando el Premio al Mejor Guion conseguido en el Festival de Sundance. Por otra parte, era de esperar que el libreto fuera notable, dada la experiencia como guionista del noruego. Sin embargo, y para nuestra sorpresa, el noruego demuestra ser igual de competente detrás de las cámaras. El trabajo visual llevado a cabo es espléndido, a lo que sin duda ayuda la fotografía de Thimios Bakatakis, conocido especialmente por su notable trabajo en Canino. Por poner un pero al trabajo de dirección, aunque sólo sea en un aspecto relacionado indirectamente con la labor del realizador, no termina de convencerme esa composición a piano que predomina en la banda sonora, tan frenética y trepidante como la segunda mitad del film, pero inadecuada para la primera.


Entre los múltiples aciertos del film, destacaría ese voyeurismo tan Ozoniano presente en todo momento. Las similitudes de Blind con En la casa y, especialmente, Swimming Pool, son innumerables. No por casualidad, nuestra curiosidad acaba por hacer que empaticemos con un personaje tan solitario y siniestro como Einar. Un acierto esencial fue la elección de un casting idóneo, entre el que destaca por encima de todos esa narradora omnisciente que es Ellen Dorrit Petersen. Sin duda nos encontramos ante una de las mejores interpretaciones femeninas en lo que llevamos de década, y probablemente también de siglo.

Numerosos detalles sutiles nos dan pistas acerca de lo que podríamos llamar el desarrollo real de la trama. A veces separar realidad y ficción es complicado, y consciente de ello, Vogt nos facilita la comprensión de los sucesos desarrollados en un guion tan inmaculado. Blind no decae en ningún momento, y permite hacernos soñar con lo que pueda depararnos la carrera de este director en el futuro. Una película extrañamente bella, hipnótica e incluso incómoda de ver en ocasiones. Una indudable muestra de creatividad, tanto escribiendo como detrás de las cámaras. No dejéis de verla; no dejará a nadie indiferente.

El mundo sigue - Crónica negra

jueves, julio 09, 2015 0 Comments A+ a-

Han pasado cincuenta años desde que El mundo sigue fuera estrenada de manera casi insultante en una sesión doble en el cine Buenos Aires de Bilbao. Quizá la palabra estrenada no sea la más adecuada, pues las posibilidades de verla en cines se acabaron ahí mismo. La censura fue la culpable de que esta obra maestra pasase desapercibida en su día, y, en consecuencia, de que hoy día sea prácticamente desconocida para gran parte del público. El detonante de tamaña injusticia fue la calificación “C” que se le dio una vez presentada al comité encargado de evaluar el tipo de subvención que debía recibir, lo que significaba una censura económica total. El guion también sufrió censura política en primera instancia, siendo admitido tras el cambio ministerial motivado por el cese de Fraga, seguramente por el hecho de que el escritor de la novela adaptada, Juan Antonio Zunzunegui, fuese falangista. No obstante, su admisión dependía de que algunos de los diálogos fueran suavizados.

Juan Estelrich, hijo del productor de El mundo sigue, ha realizado un duro trabajo de restauración de esta gran película. Y este mes, con la inestimable ayuda de la distribuidora A Contracorriente, se llevará a cabo el reestreno (o estreno) de la película en algunos cines de las ciudades más importantes de nuestro país. Un momento idóneo para que, con la colaboración de todos, este trabajo de Fernando Fernán Gómez alcance el lugar que se merece en la historia del cine español.


La historia se centra en el conflicto o conflictos que surgen entre los miembros de una familia de Madrid, en la aún moribunda España de posguerra, tan empobrecida económica como moralmente. Eloisa (Lina Canalejas) y Luisita (Gemma Cuervo) son unas hermanas que se odian a muerte. Sí, soy consciente de la brusquedad de la afirmación, pero es que la película está cargada de odio, hipocresía, violencia y miseria. Las hermanas llevan modos de vida totalmente opuestos: Eloisa decidió seguir el camino bien visto en aquella época, casarse temprano con un camarero ludópata al que apenas quiere y tener hijos con él; Luisita, sin embargo, disfruta de su vida de soltera y se aprovecha de hombres pudientes. El resto de su familia son estereotipos: la madre que se deja la piel para sacar a su familia adelante, el padre estricto que ejerce de guardia municipal, y el hermano ultracatólico que no sirve ni para seminarista. Sin embargo, estos personajes estereotipados son necesarios para plasmar una visión realista de la época.

La película abarca innumerables temas que están a la orden del día cincuenta años después, tales como el machismo, la violencia de género, la corrupción –personal y social- e incluso el aborto. Esos progenitores tan rectos y críticos con el modo de vida que lleva su hija, serán los mismos que se reconcilien con ella cuando en un momento dado se beneficien indirectamente de su posición económica. Porque en esta película todos los personajes persiguen el dinero, especialmente Faustino (Fernando Fernán Gómez), el marido de Eloisa, que invierte la mayor parte de su tiempo y dinero en las quinielas, mientras sus hijos no tienen alimentos que llevarse a la boca. Uno de los principales objetivos del director es no descuidar el desarrollo de ninguno de sus protagonistas –las hermanas y Faustino-; cuando la historia parece decantarse por desarrollar a fondo la vida de las dos hermanas, tanto cuando coinciden en la casa familiar como sus vidas íntimas, aparece Fernán Gómez como ese desgraciado huraño que adquiere vital importancia en la trama.


Fernán Gómez lleva a cabo, en clave de melodrama familiar, una crítica mordaz de una sociedad y una época. Lo mejor es que esa crítica, ese desolador retrato, parece ser un subtexto casi inintencionado. La visión casi documentalista de la época, es abordada con una garra e intensidad que termina por encerrar multitud de capas debajo de esos conflictos familiares. Ésta es la crónica negra de un momento en el que, mientras algunos estaban sumidos en la mayor de las miserias, tanto a nivel económico como de cicatrización de heridas abiertas por la guerra, otros se enriquecían sin saber muy bien cómo -anda, ¿de qué me suena esto?-. A través de un punzante guion, Fernán Gómez no escatima en añadir diálogos que rebosan humor e ironía, como aquél en el que el director de la editorial le dice al crítico teatral: “No sea usted quijote, y deje las cosas como están. Y no olvide esta regla áurea: Los hijos de los consejeros, y los consejeros, y los amigos y los parientes de los consejeros, tienen siempre muchísimo talento”.

Pero lo que hace de El mundo sigue la obra maestra que es, más allá del fiel reflejo de la España de posguerra en una familia cualquiera, es la intensidad y la frescura presentes durante las dos horas de película. Esto hay que agradecérselo a un reparto entregadísimo, en el que brillan todos y cada uno de los integrantes, desde el primero hasta el último. Y casi está de más hablar de la dirección de Fernán Gómez, que, como bien dijo Fernando Trueba en el coloquio posterior al pase de prensa, no parece que en ningún momento esté adaptando una obra literaria. Entre los elementos utilizados por un visionario como fue este director, habría que destacar esas subidas por las escaleras de las féminas de la familia, en las que se alternan, en un montaje paralelo, zooms con flashbacks de la infancia e imágenes de niños jugando en la plaza. Sin olvidarnos de esa voz en off que desvela los sentimientos más profundos tanto de Eloisa como de Luisita. Sellos de calidad como éstos están presentes en toda la cinta.


En palabras de Sacristán, Fernán Gómez era un cronista de un tiempo, que se posicionó en una posición moral anticipada a su tiempo para criticar con lucidez y rigor la realidad de una época que él mismo vivía. Y suscribo la totalidad de sus palabras, pues, desgraciadamente, El mundo sigue representa mejor nuestra sociedad que prácticamente cualquier película que se estrene hoy día en nuestro país. Ya sólo queda que nosotros, los espectadores, apoyemos esta iniciativa como es debido para que esta película pueda tener ese momento de gloria del que fue privada en su día.

Aprendiendo a conducir - Reconducir tu vida

viernes, julio 03, 2015 0 Comments A+ a-

La vida de Wendy (Patricia Clarkson), una intelectual crítica literaria de prestigio, se tambalea cuando se entera de que su marido le ha sido infiel con una de sus alumnas. Tasha, la hija de ésta, le propondrá que se saque el carnet de conducir para así poder ser independiente e ir a verla a la casa de campo. Por circunstancias del destino, Wendy conocerá a Darwan (Ben Kingsley), un refugiado político hindú de la casta sij que alterna su trabajo de taxista con el de profesor de autoescuela. Así, Darwan y Wendy se irán conociendo poco a poco en esas clase de conducir en las que el uno al otro se ayudarán a (re)conducir sus vidas. La relación entre dos personas que se conocen fruto de la casualidad, a través de la que Coixet intentará tratar muchos temas para no profundizar en ninguno. Alejada del dramatismo al que nos tiene acostumbrados, Coixet parece limitarse a trasladar a la pantalla el guion escrito por Sarah Kernochan -ganadora del Óscar en dos ocasiones-, que adapta una historia real.


De esta realizadora catalana únicamente he podido ver Mi vida sin mí, a mi parecer una estupenda película. Tras ver Aprendiendo a conducir, el primer trabajo en el que relega el drama a un segundo plano en favor de la comedia, me queda totalmente claro cuál es el terreno en el que más cómoda se encuentra. Hablo del drama, por supuesto. La nueva película de Isabel Coixet se encuadra en el género de la tragicomedia, acercándose a ese tipo de películas tan en alza como son las feel-good movie. Lo malo de esto es que no consigue ser dramática ni graciosa o divertida.

Consciente de lo endeble del guion y la historia en sí, la directora decide depositar todo el peso de la cinta sobre sus dos extraordinarios actores protagonistas: Un genial Ben Kingsley que da el pego absoluto como indio bonachón, y una más que excelente Patricia Clarkson como mujer totalmente desesperada y abatida. Aprendiendo a conducir no supone ningún desastre gracias a la velocidad con la que empatizamos con ellos. No pasa de lo mil veces visto, previsible, banal y cotidiano, pero al menos no se sufre en exceso.


La película es tan bienintencionada como desalmada. Se podría haber profundizado en varios de los temas que la película pone sobre la mesa, como una pequeña crítica a esos matrimonios -casi- forzosos practicados en según qué religiones y, en especial, al racismo imperante en nuestra sociedad. Por desgracia, parece que lo único que no se trata con total superficialidad es la crisis interna de nuestra protagonista. La luminosidad formal de esta propuesta contrasta totalmente con la opacidad de su contenido.

Sé que quizá no sea el más indicado para decirlo -por haber visitado de refilón su fimografía-, pero no creo que Coixet deba perder el tiempo con trabajos que carecen de ambición. Sí, tengo entendido que últimamente sus excesos de ambición no le han reportado resultados positivos; sin embargo, soy de los que prefiere veinte intentos fallidos pero cargados de ambición a un correcto trabajo impersonal. Aprendiendo a conducir gustará a un determinado tipo de público, y dudo que consiga horrorizar en exceso; quizás no sea una mala propuesta para estos meses de verano si buscas algo insustancial. Eso sí, estoy convencido de que no la tardarás en olvidar.