Samba. Banalidad y amenidad

lunes, febrero 23, 2015 0 Comments A+ a-

En el año 2012 apareció un fenómeno llamado Intocable, la cual consiguió convertirse en la película de habla no inglesa con mayor recaudación de la historia, superando los 400 millones de dólares de recaudación a nivel mundial. Como bien sabemos todos, el éxito no siempre va ligado a la calidad; pero en este caso, consiguió un enorme reconocimiento por parte del público y de la crítica. Esto no quita que al que escribe no le pareciese la gran película que tantos vieron. Intocable fue una propuesta interesante, que es (y será) recordada más por el tema que trata (y cómo lo hace) que por sus virtudes cinematográficas.


Olivier Nakache y Eric Toledano nos traen Samba, su quinto largometraje. Con el éxito de Intocable bastante reciente, el dúo de realizadores franceses decide repetir con el actor protagonista (Omar Sy), e incluso llevar a la pantalla una historia que, de alguna manera, guarda cierta relación con la de Intocable. Samba es la historia de un inmigrante sin papeles –que da nombre a la película- que lleva 10 años en Francia, trabajando en diversos empleos de forma esporádica. Alice (Charlotte Gainsbourg)  es una trabajadora social que está pasando por una mala época a nivel personal. La necesidad de Samba de normalizar su situación, hará que sus caminos se crucen; el camino de dos personas que desean lograr la felicidad.

El principal hándicap de Samba es que sus directores repiten la fórmula llevada a cabo en Intocable, por lo que al perderse el factor sorpresa, supone una gran limitación para la propia película. Lo curioso del asunto es que ese hándicap es también su mayor virtud: la capacidad de los directores de poner la historia por encima del resto de aspectos, y de aportarle un interés y un dinamismo al metraje que, cuanto menos, ayuda a que no te aburras. Porque Nakache y Toledano no andan sobrados de talento pero sí de inteligencia; poseen una capacidad tremenda para, de una forma u otra, ocultar sus limitaciones. La historia de Samba no es para nada interesante, pues el componente dramático aparece en contadas ocasiones, y cuando aparece lo único que consigue es menoscabar el conjunto. La gracia e interés de Samba, reside en una trama “romántica” bastante tonta con cero química entre sus integrantes (Charlotte Gainsbourg aún tiene muy presente su rol en Nymphomaniac), pero que termina por engancharme e incluso agradarme, a través de momentos cómicos muy vistosos y efectivos.


Si me dijesen que Samba es una secuela de Intocable, me lo podría creer sin ningún problema. La estructura de ambas es la misma: películas bienintencionadas en las que destaca el componente cómico, con el drama social como telón de fondo. Como ya he mencionado la película pierde fuerza e interés cuando se adentra en el drama; un drama que es totalmente innecesario si tienes pensado resolver la película con un happy ending forzadísimo e inverosímil. Como ya pasara en Intocable, los franceses se apoyan en la banda sonora de Ludovico Einaudi, que se encarga de llevar en volandas a un film que consigue levantarse por méritos propios. El trabajo de los protagonistas es más que correcto, especialmente el de Omar Sy, que pese a no existir química entre ambos, el esfuerzo y resultado individual de las interpretaciones es bastante plausible.

En definitiva, Samba supone una película más que agradable de ver, que sin duda encontrará una buena acogida entre el público medio. La sombra de Intocable es alargada, y será imposible evitar caer en comparaciones, pero ya digo que no está tan por debajo del nivel de su predecesora. Supone la muestra de una pareja de directores que, pese a no destacar en el aspecto cinematográfico, consiguen llegar con tremenda facilidad al público, a través de historias banales y que tienen como mayor objetivo el que pases un buen rato y salgas con una sonrisa de la sala.